En el año 2013, cuando el Tribunal Supremo dictó sentencia declarando la nulidad de las cláusulas suelo, diversas entidades bancarias comenzaron a buscar la forma de negociar con los afectados, para evitar pérdidas económicas derivadas de las demandas.
Uno de los métodos que más utilizaron fue la firma de acuerdo con el cliente, en el que éste renunciaba al ejercicio de acciones legales contra el banco por la cláusula suelo.